domingo, 11 de abril de 2010

QUEIMADA


Hace poco fui a una fiesta familiar, de esas que son entrañables. Una buena comida, que consistía en una cachelada, un buen vino casero, elaborado por un anfitrión de la familia y para terminar, una queimada, que menos.... si es gallego, nunca fui yo muy aficionada a esta bebida, pero después de probar esta, me creo ya adicta

Dicen de la queimada, que quizás junto con estas hogueras solsticiales y el fuego olímpico, sea la queimada la tercera de las más antiguos tradiciones de fuego de nuestra civilización occidental.
Nada se sabe de cuando empezó a elaborarse, su origen se pierde entre las sombras del secreto impenetrable de las meigas. Guardada en la más estricta intimidad, no vio la luz a la sociedad profana hasta mediados del siglo XX. La queimada es una pócima pagana, mezcla de medicina y magia, con la que se curan los males del alma, esos males que los gallegos llamamos "meigallo", se cree también un brebaje que espanta los malos espíritus y que atraer a los buenos de entre las llamas
Se cuenta que si viene de los celtas, pero el azúcar llego años atrás, por los árabes, nada sabemos, pero si gusta saber que aparte de estar buenísima hace todos los efectos del conjuro

Comienza el ritual
En una cazuela de barro ancha, se vierte el aguardiente de orujo y el azúcar (6º 8 cucharadas de azúcar por litro de orujo según el gusto) cáscaras de limón, de naranja y unos cuantos granos de café

Comienza la magia.
 Se coge un cucharón de barro impregnado de azúcar y orujo, se le prende fuego y se acerca a la cazuela hasta que las llamas se extienden por todo el recipiente. Se mueve, levantándolo y dejándolo caer de vez en cuando, formando espectaculares cascadas de fuegoEn el mismo cazo se echa un poco de azúcar, esta vez seco, y colocándolo sobre la queimada se mueve hasta convertirlo en almíbar, que se vierte sobre las llamas esperamos a que estas tengan un color azulado

Y el anfitrión. Dice el conjuro

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasnos e dianhos, espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas, feitizos das mencinheiras.
Pobres canhotas furadas, fogar dos vermes e alimanhas.
Lume das Santas Companhas, mal de ollo, negros meigallos, cheiro dos mortos, tronos e raios.
Oubeo do can, pregon da morte, foucinho do satiro e pe do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satan e Belcebu, lume dos cadavres ardentes, corpos mutilados dos indecentes, peidos dos infernales cus, muxido da mar embravescida.
Barriga inutil da muller solteira, falar dos gatos que andan a xaneira, guedella porra da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas deste lume que asemella ao do inferno, e fuxiran as bruxas acabalo das sas escobas, indose bañar na praia das areas gordas.
¡Oide, oide! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no agoardente, quedando asi purificadas.
E cando este brebaxe baixe polas nosas gorxas, quedaremos libres dos males da nosa ialma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada: si e verdade que tendes mais poder que a humana xente, eiqui e agora, facede cos espritos dos amigos que estan fora, participen con nos desta queimada.

En castellano
Búhos, lechuzas, sapos y brujas.
Demonios maléficos y diablos, espíritus de las nevadas vegas.
Cuervos, salamandras y meigas, hechizos de las curanderas.
Podridas cañas agujereadas, hogar de gusanos y de alimañas.
Fuego de las almas en pena, mal de ojo, negros hechizos, olor de los muertos, truenos y rayos.
Ladrido del perro, anuncio de la muerte; hocico del sátiro y pie del conejo.
Pecadora lengua de la mala mujer casada con un hombre viejo.
Infierno de Satán y Belcebú, fuego de los cadáveres en llamas, cuerpos mutilados de los indecentes, pedos de los infernales culos, mugido de la mar embravecida.
Vientre inútil de la mujer soltera, maullar de los gatos en celo, pelo malo y sucio de la cabra mal parida.
Con este cazo levantaré las llamas de este fuego que se asemeja al del infierno, y huirán las brujas a caballo de sus escobas, yéndose a bañar a la playa de las arenas gordas.
¡Oíd, oíd! los rugidos que dan las que no pueden dejar de quemarse en el aguardiente quedando así purificadas.
Y cuando este brebaje baje por nuestras gargantas, quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo embrujamiento.
Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego, a vosotros hago esta llamada: si es verdad que tenéis más poder que la humana gente, aquí y ahora, haced que los espíritus de los amigos que están fuera, participen con nosotros de esta queimada.